Lo nuevo de Pixar toca la fibra sensible.

Ambientado en un mundo de fantasía suburbana, dos hermanos elfos adolescentes, Ian y Barley Lightfood, se embarcan en una aventura en la que se proponen descubrir si existe aún algo de magia en el mundo que les permita pasar un último día con su padre, que falleció cuando ellos eran aún muy pequeños como para poder recordarlo.

Cuando estabábamos viendo la peli, la parte crucial del film, a mí me hizo que se me saltaran las lágrimas porque pensé en mi padre y en lo que me gustaría volver a verlo, aunque fuera tan solo un día. 

Estos dos hermanos, a pesar de llevarse un poco cómo el perro y el gato. Se llevan bien y viven juntos con ilusión esa búsqueda de la magia para conseguir traer de vuelta a su ser querido y que se fue tan pronto. En el camino les ocurren algunas locuras que son muy divertidas. Y nos hicieron reír, esa es la parte buena. Que dentro de la nostaliga, pues hay humor. Pues la vida sin humor, sería muy dura.

La cara de Ian, me recordó al cocinillas de Ratatouille. Y es que tengo la sensación de que a veces hacen un copy and pasted. 

Si queréis pasar un rato divertido, os la recomiendo. Merece la pena.