Chicos buenos

Después de ser invitados a su primera "fiesta del beso", tres buenos amigos (Jacob Tremblay, Keith L. Williams y Brady Noon) destrozan por casualidad un dron que tenían prohibido tocar. Para reemplazarlo, se ausentan de clase y toman una serie de decisiones erróneas, involucrándose en un caso que incluye drogas y policía. 

Provocadora y políticamene incorrecta. Pero por encima de todo, es divertida y una gamberrada disfrutable. 

Me caen bien los tres muchachos. Una de las cosas que más me ha gustado, es cómo consideran su amistad, que lo es todo para ellos. Y es que cuando encuentras amigos en el colegio o instituto, es para siempre, o suele serlo. En mi caso, hice una verdadera amiga en el insti y aunque nos vemos poco, sabemos que estamos la una para la otra. 

Cuando llegamos a la preadolescencia, previamente nos convertimos en una especie de seres algo insoportables, según nos de el pavo. Siempre hay una primera vez para todo. Es todo un descubrimiento el que vamos haciendo, según vamos madurando. 

Los tres protagonistas viven en un mundo a parte del resto de sus compañeros de clase y del resto del centro donde estudian. Pero cuando les llega la oportunidad de hacer historia entre todos los demás, empieza una aventura que solo puede pasar en EE.UU y es que sabemos que las fiestas que hacen ellos no se corresponden para nada a las nuestras. Al menos no a las de mi generación. Claro que ahora nos hemos dejado invadir por toda fiesta que viene de allí. Que por un momento me estoy imaginado cómo sería ahora darme el lote con un chico, si tuviera 12 o 13 años, y me ha venido a la memoria una imágen que me ha recorrido un repelús por todo el espinazo..... Pero os voy ahorrar detalles.

Los chavales, a pesar de que usan un lenguaje un tanto soez, confieso que me he partido de risa, con algunos comentarios. Son genialísimos los muchachos. 

Me hacía falta distraerme un poco y esta película ha cumplido el comentido de entretenerme. Y he quedado gratamente sorprendida.