Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez

 

Miniserie de TV (2024). 9 episodios. En agosto de 1989, los hermanos Lyle y Erik Menéndez, asesinaron a tiros a sus padres, José y Mary Louise 'Kitty' Menéndez. Mientras que la acusación alegó que buscaban heredar la fortuna familiar, los hermanos afirmaron -y siguen afirmándolo hoy en día, mientras cumplen cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional- que sus actos se debieron al miedo que sentían tras toda una vida de abusos físicos, emocionales y sexuales a manos de sus padres.

 

No me parece probable que la historia de Lyle y Erick Menéndez vaya a lograr la misma repercusión que consiguió hace dos años de la antología Dahmer, primera entrega de la antología Monstruos, de nuevo creada por Ryan Murphy (el rey de las series-antología). Veremos que ocurre con la tercera entrega, ya en preparación, que nos traerá a Charlie Hunnam, en la piel del infame Ed Gein, que inspiró a asesinos de ficción como Norman Bates o Leatherface. 

Pero sí está claro, o debería estarlo para cualquiera que la vea sin prejuicios, que esta historia del crimen cometido por los mencionados hermanos Menéndez es una gran miniserie.

Y lo es porque en sus seis primeros capítulos son un ejemplo de narración prácticamente perfecta, que combina emoción y virtuosismo formal, en unos diálogos y unas escenas cuidadas hasta el extremo. En eso Murphy es un experto, y además sabe lo que el público quiere ver. Es cierto que siendo justos, se pasa un poco de rosca (las insinuaciones que se hacen sobre la homosexualidad de Erik o incluso un posible incesto entre los hermanos), pero su relato del crimen es ambiguo, como lo es el propio caso, y nos presenta las dos versiones del motivo del crimen: la venganza y el terror de dos chavales asustados y traumatizados por años de abusos terrible a manos de sus padres, y los pijos consentimientos que desean cobrar la herencia para vivir del cuento.

La narración muestra todos los ángulos, y de hecho ni siquiera Lyle cae demasiado bien. Es impulsivo, malhablado, impaciente, y se mueve en un total contraste con Erik, tímido, transpirando dolor y siempre a la sombra de su hermanos mayor.

Pero sobretodo es una serie elevada a un nivel superlativo por los cuatro intérpretes que dan vida a José, Kitty, Lyle y Erik Menéndez. Javier Bardem y Clöe Sevigny están soberbios los dos, aterradores y francamente repugnantes, que es de lo que trata sobretodo el español, para quien esto firma. El primero, pese a que el retrato que se hace de Lyle, es cuanto menos, controvertido, está excelente, especialmente en el episodio cuatro, cuando cuenta la pesadilla vivida a manos de su padre. Koch tiene su momento estelar sobretodo en el capítulo quinto, que debería bastar para darle todos los premios del mundo. Su mirada derrotada, sus gestos contenidos, su debilidad emocional de persona destruida por el abuso, es sencillamente excepcional de contemplar.

El problema es que los últimos tres capítulos suponen un bajón notable en el interés y en la calidad de la narración. Primero porque deberían haberse resumido en dos, o incluso en un más largo, quizás de 90 minutos. Y segundo, porque, en comparación con, por ejemplo, las ejemplares escenas de juicio que hemos visto este año en El caso Asunta, las de Monstruos palidecen. Aun así, Murphy se las arregla para criticar lo mediático del proceso de los hermanos Menéndez, como tantos otros juicios mediatizados, y la influencia de asuntos totalmente extrajudiciales en el resultado de un proceso. Por eso están allí los personajes de Nathan Lane (algo descolgado al final del conjunto, pero su labor es esa: representar la voz de la calle) y de Ari Graymor, una abogada "estrella" que cae mal y eso también acaba pasando factura a sus clientes, como le reconoce una de las miembros del jurado del primer juicio.

Una lástima, porque esta segunda entrega la antología Monstruos apuntaba a sobresaliente, pero no lo consigue porque va de más a menos.

Aun así, puede contarse como otro gran acierto en el algo irregular Murphy siempre polémico, pero un hombre que comprende lo que el espectador espera. Y no hay muchos que consigan eso.

Lo que menos me ha gustado, la conclusión que no está a la altura del resto.




Comentarios

  1. A mí me ha gustado. Más que "Dahmer", que no terminé de ver aunque reconozco su calidad.

    Dividir el juicio en dos partes me pareció buena idea porque permite seguir con detalle los argumentos de la defensa por un lado y de la acusación por otro. Y el capítulo con un único plano de aproximación de más de treinta minutos me pareció tan brillante como insólito en una serie de televisión.

    Saludos.

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  2. Qué pena ese bajón final que también sucede muchas veces en las pelis en el cine. Aún así parece que la serie tiene bastantes virtudes y una buena narrativa.
    Besos, Mamen.

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  3. De momento han conseguido que se estudie revisar el caso, ante la justicia, por las muchas dudas que la elevada pena por el asesinato confeso, tiene sobre sus motivaciones.
    Besos.

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